Cuba entre el huracán Irma y Chernóbil: cuando Historia = Solidaridad
“ El programa Cuba-Chernóbil, que se desarrolló durante 21 años, ha sido el proyecto de solidaridad más largo que se haya acometido nunca. El Gobierno cubano, pese a las enormes dificultades que atravesara el país durante todo el tiempo que duró la atención a los 26 mil niños y niñas (junto a familiares y monitores), víctimas del desastre nuclear, lo aportó absolutamente todo, salvo los billetes de avión...”
Este fue uno de los datos desgranados por la periodista Maribel Acosta, figura referencial de la Tv cubana, doctora en CC. de la Comunicación Social y actual Presidenta de la Comisión Nacional de la carrera de Periodismo de la Universidad de La Habana , en la conferencia que ofreciera el pasado jueves en la sala Franchy Roca de la capital grancanaria, organizada por la Plataforma Canaria de Solidaridad con los Pueblos.
“Cuba, del Huracán Irma a Chernóbil” era el título de una convocatoria en la que Acosta hizo hincapié en el hecho de que, cuando Fidel y la Revolución dieron un paso el frente para afrontar la recuperación de estos niños y niñas, Cuba no tenía ninguna experiencia en dicho terreno. “Fue verdaderamente una proeza –dijo-, no solo por asumir semejante reto, sino, de manera especial, por la sistematización que se hizo del trabajo y los resultados que se obtuvieron. Así, el propio Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) premió a Cuba por el rigor y los precedentes científicos que pudieron establecerse a partir del citado proyecto de salud”.
Bloqueo hasta en Fukushima
El 29 de marzo de 1990 llegó el primer vuelo de Aeroflot (línea aérea soviética) con aproximadamente 100 niñas y niños enfermos de cáncer o con deformaciones físicas graves. Los niños iban acompañados de familiares o monitores y al pie de las escalerillas del avión estaba el presidente Fidel Castro, ayudándolos a pisar suelo cubano por primera vez, acercándose a cada uno, tocándolos. “Solo un líder como Fidel haría eso”, señaló Maribel Acosta.
Así empezó una experiencia para la que Cuba, previamente, había enviado un equipo de médicos a Rusia, encargados de evaluar los casos y remitir los más posibles a la isla. En paralelo, se habilitaron salas específicas en dos hospitales cubanos para atender a las víctimas, además de todo un complejo, “La Ciudad de los Pioneros José Martí” de Tarará, como lugar de residencia y entorno de curación, por el mar y el sol que tenían tan cerca.
En palabras de la investigadora cubana, “todo este acumulado médico y científico –- sigue siendo único en el mundo. De hecho, cuando ocurrieron las más recientes explosiones en la central nuclear de Fukushima (2011), el Gobierno japonés intentó establecer una vía de colaboración con Cuba para que los profesionales cubanos, que habían trabajado en el programa de Chernóbil, asesoraran a los médicos japoneses. Sin embargo, el Gobierno estadounidense obstaculizó dicha cooperación, alegando que contravenía las disposiciones previstas por el Bloqueo económico, comercial y financiero que EEUU aplica contra Cuba desde 1961.”
El espejo de Irma
Partiendo de esto último, Maribel Acosta hizo un recorrido histórico y político por los cimientos de la sociedad cubana, en la que una Revolución socialista ha sabido crear estructuras en base a valores y modos de organización colectiva que, en un mundo de hegemonía capitalista, la distinguen y, en muchos casos, la salvan.
“Esa organización se ha visto materializada en la respuesta del pueblo cubano, de todos los ámbitos profesionales, ante la durísima embestida del Huracán Irma de hace escasas semanas, donde el profundo sentido de lo humano en que nos hemos formado caracterizó cada uno de los pasos que dimos, desde la Defensa Civil hasta la vecina o el vecino de las zonas más humildes del país, para enfrentar el huracán más fuerte que nos había alcanzado desde 1932 y procurar, además, que el daño fuera el menor posible. Solo tenemos que comparar a Cuba con Puerto Rico, con la República Dominicana (ya no digamos con Barbuda o St. Martin) para comprender que Irma ha sido un nuevo espejo de dos tipos de sociedades, la que genera el capitalismo y la que impulsa a construir el Socialismo. Por cierto que, aún sin apenas recuperarnos, brigadas cubanas de médicos y de expertos en recuperación eléctrica, ya habían salido a prestar servicios a las islas hermanas del Caribe. Eso, necesariamente, nos debe llevar a la reflexión; principalmente a la juventud, que tiene en sus manos el futuro”.
Un apunte necesario nos lleva, para finalizar esta crónica, a hacer mención del cartel que la periodista cubana trajo especialmente para la actividad en Canarias; uno de los carteles de cine cubano que la UNESCO acaba de declarar Memoria del Mundo, símbolo del patrimonio documental de la humanidad. El cartel correspondía al documental cubano “Con pura magia, satisfechos”, del director Constante Diego.
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